jueves, 19 de abril de 2012
miércoles, 28 de marzo de 2012
Lhasa Potala
Lhasa Potala
- Tomado de: CRIonline
(Es un poco triste que la página web en la que encontramos éste texto se titule "a b c China" siendo que el Lhasa Potala es única e indiscutiblemente propia de la cultura tibetana, una cultura INDEPENDIENTE. Pero está muy buena la explicación y me pareció que valió la pena publicarla.)
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The key to happiness is inner peace.
“As human beings we all want to be happy and free from misery… we have learned that the key to happiness is inner peace. The greatest obstacles to inner peace are disturbing emotions such as anger, attachment, fear and suspicion, while love and compassion and a sense of universal responsibility are the sources of peace and happiness.”- His Holiness The Dalai Lama.
Memoria Histórica para la Humanidad
Memoria Histórica para la Humanidad
Por: Camila Aguirre
El
Tíbet es una nación amplia y hermosa. Su altura promedio es de 4.500 metros,
por lo que se conoce como el “techo del mundo”. Tres de sus fronteras son unas
de las montañas más altas del mundo: al norte se encuentra la remota y tosca montaña Chang
Tang, las escarpadas Karakorams y Ladakh en el Oeste y rodeando el sur se
encuentran los Himalayas. Éste territorio también fue conocido como Tierra
Prohibida, pues en el pasado, estas montañas que rodean al Tíbet servían a la
singular comunidad habitante como fortaleza, gracias a las condiciones
precarias y la ausencia de caminos. Existen aproximadamente 1.200 kilómetros
entre Lhasa (la capital) y la frontera de china, gracias a esta amplia
distancia, el estilo de vida de los tibetanos se conservó durante tanto tiempo
intacto. Además, éste pueblo se rehusó a ser influenciado por culturas
externas, cultivando sus creencias religiosas. “Como quiera que sea, a pesar
del tamaño del Tíbet, la distribución de la riqueza y las condiciones sociales,
una sola
cosa unía a los campesinos, nómadas, monjes y nobles: la religión budista y su
personificación en el Dalai Lama. " [1]
Habiendo explicado un
poco acerca de la nación apoderada por los chinos, es importante, en mi opinión,
ver más a fondo cómo el Dalai Lama es una
figura de memoria histórica para la humanidad. Por medio de la comprensión,
a fondo, de la problemática actual Tibetana y del papel que cumple Tenzin
Gyatzo en la sociedad mundial, quiero responder a esa pregunta.
Un poco acerca de la
historia del Tíbet: Thubten Gyatzo, decimotercer Dalai Lama, muere en 1933.
Tras la expedición de un grupo de lamas importantes y oficiales del gobierno,
se encontró a su sucesor: Tenzin Gyatzo, que para entonces solo tenía dos años.
En 1935, cuando el Tíbet era todavía una sociedad feudal nómada, con
monasterios y nobleza, el pequeño de cinco años fue coronado en la capital. Su
santidad tuvo una niñez solitaria, pues el aura que rodeaba su posición hacía
casi imposible que se relacionara con su gente. La mayoría del tiempo la pasaba
junto a sus tutores en intensos estudios religiosos. Simultáneamente, en China
la oposición entre los nacionalistas y los comunistas lleva a una guerra civil,
exactamente en 1946, y finaliza en el 49 con la victoria de los comunistas
creando así lo que ahora llamamos República Popular de China. Su Santidad nunca
se opuso al comunismo, y en alguna ocasión hizo la siguiente afirmación: “Los
objetivos del Señor Buda y de Carlos Marx no son incompatibles. La preocupación
de ambos es llevar felicidad a las masas, el Buda la espiritual y Marx la
material. ¿No es razonable, pues, ver cómo podrían trabajar juntas?”[2]
. Un año después, el siete de octubre, China invade el territorio Tibetano, y
para entonces el Dalai Lama, con solo quince años, asume el poder absoluto de
su nación y solicita ayuda urgente a las Naciones Unidas, el resultado de la
petición fue un mutismo absoluto, pues el Tíbet no era miembro de éste
organismo y el mundo no sabía nada de éste país. De ésta manera, los tibetanos
siguen el rumbo de su propia suerte, sin respaldo. Por obvias razones, el Dalai Lama debe
refugiarse, pues es el “punto débil” del pueblo; decide huir a Yatung, la
frontera con India, aunque con dolor por dejar a su gente. En mayo 23 de 1951 se hace una negociación
con China y como resultado, se establece el Acuerdo de los diecisiete puntos, en el que
se declara que el Tíbet hace parte integral de la China, por lo tanto, sus asuntos internacionales de defensa y
comunicaciones estarían dirigidos desde Pekín. A su vez, el gobierno chino se
comprometía a no cambiar el sistema político o la posición del Dalai Lama, y a
respetar la religión y las costumbres de los tibetanos, respetando también los
Monasterios. Un gran número de soldados chinos debía ubicarse en territorio
Mahayana para vigilar que el acuerdo se cumpliera. De esta manera, el Dalai
Lama vuelve a Lhasa. Como era de esperarse, los chinos no cumplieron su parte
del acuerdo, y en 1952 destituyen a los ministros del Dalai Lama. Un año
después se imponen reformas comunistas (tributarias y agrarias, también
infligían severos castigos a los que no abandonaban su religión) en el este
tibetano, en las provincias de Amdo y Kham (que actualmente son chinas), donde
dos años después habría una rebelión de las primeras guerrillas que luchaban en
contra del ataque a su región, distanciándose de sus creencias religiosas. En
1956 fue el aniversario 2.500 de la iluminación del Señor Buda. El Dalai Lama,
que para entonces tenía veintiún años fue invitado a todas las ceremonias que
tomaron lugar en El Potala, en India. Su
Santidad aprovechó el evento para establecer contactos políticos con figuras
importantes como el primer ministro indio Nehru. Cuando Tenzin Gyatzo regresa a
Lhasa, del Este llegaban muchas historias acerca de violaciones, torturas y
ejecuciones de comunidades tibetanas por parte del ejército chino. Muchas
aldeas y monasterios fueron bombardeados a la menor sospecha de haber prestado
ayuda a las guerrillas. La resistencia crecía. La creciente inconformidad de
los tibetanos, ponía al Dalai Lama en
una posición complicada, pues él estaba en contra de cualquier tipo de
violencia, pero a la vez le resultaba imposible calmar la furia inaguantable de
su gente. A pesar del caos que había, el Bodhisattva aprueba un gran logro
personal, a sus veintitrés años, obtiene su grado de Geshé (la más alta
distinción académica del Tíbet), un logro que normalmente lo logran los lamas a
los treinta o cuarenta. En 1959, el 10 de marzo, sucede el famoso hecho
histórico del Levantamiento Tibetano, donde los ciudadanos de Lhasa se alistan
para proteger a su soberano de un supuesto complot para secuestrarlo. Los
comunistas reprimieron brutalmente este acto, asesinando a miles de personas.
En consecuencia, el Dalai Lama escapa hacia la India y la ONU condena las
atrocidades cometidas por los chinos. Un año después, se establece el gobierno
tibetano en el exilio en Dharamsala, al norte de India, donde se expide una
nueva constitución, algunos años más tarde. En los años posteriores a 1959,
continuó el ataque y la destrucción de la cultura tibetana: la educación era en
lengua china y se consideraba venenoso practicar budismo tibetano. En el 66, se
crea La Revolución Cultural, un movimiento comunista que tenía como objetivo
destruir todo lo que tuviera relación con el pasado. En el Tíbet, esa ideología
se tradujo como la destrucción contra los santuarios y monasterios budistas. Además
se explotó la tierra del territorio de una manera desmesurada. “El Tíbet es una
nación antigua y notable, que por muchos siglos mantuvo una relación de respeto
mutuo con la China. Lo cierto es que hubo épocas en las que ella era fuerte y
el Tíbet era débil; entonces nos invadían. Igualmente, si miramos hacia atrás
en la historia, algunas veces el Tíbet invadió a la China. Sin embargo, no
existe un fundamento histórico para que afirmen que el Tíbet era parte suya.”[3].
Tenzin Gyatzo, el
decimocuarto Dalai Lama, soberano del Tíbet, está sufriendo el exilio de su
tierra en la India junto con cien mil coterráneos más. Desde su destierro, hace
más de treinta años, ha presenciado como china ha intentado exterminar su
milenaria cultura, por medio de masacres, reclusiones y degradaciones, mientras
se reprime cada vez más el budismo, que es el alma de su nación. A pesar de
todo el sufrimiento por el que el Dalai Lama ha pasado, o tal vez gracias a
este, Su Santidad es una de las figuras de presencia mundial. A diferencia de
muchos otros líderes exiliados, él no quiere transmitir un mensaje lleno de
rencor, todo lo contrario, él busca compartir sus conocimientos llenos de
compasión para poder construir un mundo lleno de igualdad y tolerancia. El Dalai Lama, comparte su
historia, sus problemas, sus errores y sus enseñanzas morales, y de cierto modo
promueve la memoria histórica del mundo. Todo esto con el fin de no dejar que
la gente vuelva a repetir sus errores. Muchas personas ven al Dalai Lama como
un dogmático, pero no es así, y lo ha demostrado por medio de sus múltiples
publicaciones y conferencias alrededor del mundo. Es él, un modelo de
entrega a los demás, pues en sus manos está
el destino de su pueblo, y además tratándose de una situación tan crítica como
la de su tierra, es admirable como nunca se muestra débil, al contrario, se
deja ver como un modelo a seguir de cómo se debe actuar frente a problemas y a
nunca olvidar los errores que cometemos, para no caer en el proverbio: “él que
no conoce su historia, está condenado a repetirla”. Por medio de varios libros
como A Human Approach to World’s Peace y
My Land and My People, Su Santidad, hace énfasis en las responsabilidades
universales que la humanidad debe asumir, que son: tener un buen corazón; la
necesidad de compasión y la manera como la religión (cualquiera de ellas) puede
ser el instrumento para conseguir mayor felicidad individual y colectiva. Su
verdadero interés está en las personas, porque, según él, la paz mundial se
encontrará cuando todas las personas reconozcamos que hacemos parte de la misma
familia humana. “Necesitamos una revolución en nuestro compromiso con los
valores humanitarios”[4].
A donde sea que valla el Dalai Lama, siempre generará gran impacto, pues sus
charlas y explicaciones tienen una influencia inmensa a nivel político, social
y religioso.
Bibliografía:
Avedon, John. In Exile from the Land os Snows. Londres: Wisedom
Publications, 1985.
Gibb, Cristopher. El Dalai Lama.
Colombia: Abril CINCO, 1994.
Gyatso, Geshe Kelsang. Budism in
the Tibetan Tradition: A Guide. Londres: Routledge y Kegan Paul, 1984.
Lama, Dalai. My Land and My
People. 1962.
Snelling, Jonh. Buddhism. Gran
Bretaña: Wayland, 1986.
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